La salud mental en las organizaciones: Un reto ante la nueva realidad
- marketingplutus
- 24 jun 2020
- 3 Min. de lectura
Por: Karla Z. Ramos Maysonet

Nos encontramos atravesando un momento histórico muy particular que provoca el exacerbamiento de nuestras emociones. Por su naturaleza son en su gran mayoría las emociones “negativas’’ las que estamos experimentando. Conmociones justas, validas y necesarias que se convierten en nuestros mecanismos de defensa. Y que pudieran jugar en nuestra contra si no desarrollamos las habilidades que nos permitan comprenderlas y controlarlas efectivamente. Por esto, en momentos donde la economía comienza su reapertura paulatina y cada vez son más los sectores que se suman a la reapertura, se da paso a que se reactiven de forma escalonada la fuerza laboral en Puerto Rico, nos reintegramos a las organizaciones, no obstante, comprender la premura en el tema de las emociones y la salud mental así como el manejo eficaz de esto en nuestros espacios de trabajo luego y durante de una pandemia es un reto que se convierte en nuestro nuevo hecho. Reto, que debemos atender y una nueva realidad con la que tendremos que aprender a vivir.
Aspectos relacionados a las emociones y fortaleza mental en las organizaciones no son temas nuevos. Sin embargo, es crucial continuar el discurso, puesto que no solo es importante trabajarlo en tiempos ordinarios sino porque ahora, en tiempos extraordinarios nos ocupa más aún en todos los niveles organizacionales. Es importante evaluar y atender el asunto desde todos los niveles organizacionales porque debemos colocar en perspectiva que, aunque el evento es uno, nunca el impacto y el efecto será el mismo para todos, las realidades son individuales. Ciertamente temas relacionados a la salud mental en los espacios de trabajo persisten en muchas instituciones como un tabú ya que continúan siendo estigmatizados. Probablemente suceda porque socioculturalmente se han adjudicado una asociaciones y etiquetas con connotaciones negativas y alusivas a la locura. Estas etiquetas son las que nos detienen. El desconocimiento y la falta sensibilidad invocan varios de los retos de salud mental en las corporaciones y nuestra cultura, que no nos permiten atender las situaciones con premura y conciencia. Sin embargo, esas etiquetas deben ser invisibilizadas y nuestras emociones necesitan ser abrazadas y experimentadas tal y como son, esa debería ser norma y no otra. Es imperativo dejarlas ser, expresarlas y si en algún momento estas nos están ocupando más tiempo y preocupaciones de lo usual, alzar nuestra voz de ayuda. Es hoy cuando más atención, detalle y apremio debemos fijar a la salud mental en nuestras sociedades.
Mientras se reintegren los empleados a las organizaciones los desafíos en torno a la salubridad mental no van a escasear, pese a esto en la medida en que logremos ser efectivos en desarrollar las habilidades y la capacidad para responder y accionar ante las necesidades emocionales de los empleados, habremos de tener un paso adelante. Los escenarios de trabajo complejos van a existir. Las personas hace unos meses rompieron con patrones de conducta y rutina. Nuestros empleados estarán más propensos al estrés, miedo y la preocupación. La vida laboral previa se ha quedado en el pasado. La forma en que trabajaremos de ahora en adelante es novel para todos. Por ello, lograr controlar efectivamente nuestras emociones para coexistir con todo lo que nos rodea, así como la adaptación a la nueva realidad en nuestros espacios de trabajo será pieza fundamental para alcanzar el éxito en esta batalla.
Entre tanto más agiles sean los organismos en obtener las herramientas y recursos que les permitan subsanar los estragos emocionales de sus empleados durante la crisis, más rápido se generarán respuestas para ver la situación desde una perspectiva de entendimiento. Un recurso libre de costo y global que podemos comenzar a implementar no solo en nuestros espacios de trabajo sino también en nuestra sociedad es la sustitución de la estigmatización de la salubridad mental por la normalización. Las emociones y salud mental son un factor clave en la fortaleza integral del ser humano. La salud es un componente holístico, incluyendo la física, la financiera, la emocional, solo por mencionar algunos. Por ello, la urgencia de atender y colocar en orden la salud del ser humano desde todos los ángulos que en ella se incluyen. Las organizaciones necesitan priorizar no solo la salubridad física, como actualmente lo hacen, también es su responsabilidad incluir la salud mental dentro de esas prioridades con la visión de que esta es un elemento clave para la rápida adaptación y aceptación de los empleados hacia sus nuevas realidades de trabajos.


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