Educación Financiera: Herramienta Indispensable para los Ciudadanos.
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- 30 abr 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 27 may 2020
Por Raymond A. Alvarez Marrero

Las crisis financieras no son cosas nuevas, recordemos la gran depresión de 1930 a consecuencia de la conferencia de Génova en 1922 y la primera guerra mundial. Estos eventos provocaron una gran disminución del consumo lo que provocó una crisis en la oferta y demanda, entre otras consecuencias fatales. Las luchas constantes por el lucro individual, la necesidad del desarrollo económico con la expansión de vías ferroviarias, la industrialización fueron grandes ideas que, con los eventos significativos, se convirtieron en movimientos cíclicos de estancamiento económico. Los cambios políticos, las migraciones, la caída de la bolsa de valores y ahora los desastres naturales, siempre destruyen la posibilidad de aumentar esa frontera de posibilidades que tanto necesita Puerto Rico y el mundo para desarrollar sus economías. Lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Que alternativas existen para romper con ese ciclo?
Los sectores públicos y privados a nivel mundial elevan su conciencia y presentan un interés apremiante de fomentar la educación financiera para los individuos y sus familias. Los dos factores más significativos en estos tiempos de crisis son: los retos económicos presentados por los costos de inflación y los altos niveles de analfabetismo financiero. Por ello, se debe señalar que la educación financiera no está encajonada en una etapa o época específica.
Por años se ha dado por sentado que educarse financieramente se aprende en los hogares, por lo que el papel de la institución y profesional de la educación pública o privada es delegado en las familias. Esto es un pensamiento erróneo ya que los presupuestos y las finanzas son organismos que varían según las circunstancias por lo que no todas las personas dominan el tema financiero. Por consecuencia, esto no permite un vasto desarrollo de la cultura financiera deseada. Algunos expertos en finanzas y economía apoyan que se brinde un proceso de enseñanza financiera desde la infancia. Claro está, adaptado para cada etapa del crecimiento y desarrollo educativo del niño y que se incluyan en programas formales de educación.
La educación financiera es tan amplia que existen estudios doctorales en esta materia, sin embargo, un buen comienzo sería explicando los principios básicos como: las características y usos de productos financieros. Luego, prosigue con términos avanzados como emplear indicadores financieros con miras de elaborar un proyecto, disminuyendo la aplicación de prueba de error entre otros temas. Lo crucial es que esos conocimientos permitan tener una nueva forma, actitud y responsabilidad ante estos temas durante el periodo de vida según las distintas necesidades y situaciones socioeconómicas.
Si en Puerto Rico queremos desarrollar una mejor administración de los recursos financieros y económicos, queremos aumentar la calidad de vida de las familias, mantener la producción eficaz de las organizaciones y medir el progreso sostenible del país, la educación financiera en conjunto con distintas estrategias son el camino correcto para ayudar a disminuir la pobreza y la desigualdad social en todos los sectores.
En pocas palabras, la educación financiera promueve las competencias requeridas en el individuo para tomar decisiones informadas y apropiadas. Tendrá las herramientas y capacidades para defender sus derechos como consumidores financieros. Además, de incrementar el entendimiento y conocimiento de servicios y productos financieros tales como, 401k, fondos mutuos, IRAs, hipotecas, cuentas de ahorros, proteger su crédito, inclusive tener fondos de inversión; pero este, sería otro tema para discutir en mi próxima columna.


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